viernes, 29 de marzo de 2013

Ascensión a Peña Ubiña (2.417 m) desde Torrebarrio.

Distancia: Unos 11 kilómetros.
Duración: Unas 6 horas con descansos incluidos.
Desnivel: Unos 1.175 metros aproximadamente.
Dificultad: Media - alta. En primer lugar hay que tener una condición física mínima para realizar la actividad, no siendo recomendable la misma para aquellas personas con poca experiencia en la montaña y sin una previa preparación. En segundo lugar hay que resaltar que aunque no es una actividad con grandes trepadas sí hay que realizar alguna y también decir que hay algún paso expuesto, y que a aquellas personas con vértigo y poco amantes de las fuertes pendientes se abstengan de realizar la misma, puesto que pueden pasarlo bastante mal. No viene de más indicar también que debido a la gran afluencia de montañeros que acceden a realizar la ruta gran parte de la misma (principalmente en su parte final) está muy degradada y con mucha piedra suelta teniendo que prestar especial atención, ya que existe una fuerte posibilidad de dar un mal paso con posibles consecuencias no deseadas.
Mejor época del año para realizarla: Sin lugar a dudas el verano y el otoño, pero no debe de ser comparable la belleza de realizar la misma tanto en primavera, (con los primeros deshielos y los verdes pastos de las praderías astur-leonesas) así como el invierno, con sus fuertes nevadas, y la gran cantidad del blanco elemento que cargan estas montañas, pero que eleva exponencialmente la dificultad de la actividad debido principalmente a la alta posibilidad de aludes y a la climatología adversa, ya que en escasos minutos podemos estar ante un día despejado como que nos puede entrar un frente que nos complique la ruta y nos meta en más de un aprieto.
La actividad la realizamos Edu (El Toro de Huelde) y un servidor durante el mes de septiembre del año anterior, Peña Ubiña, con sus 2.417 metros, siempre ha sido uno de mis principales objetivos, junto por ejemplo el Espigüete, Peña Prieta, los Mampodres, el Teleno y otros grandes colosos que siempre he podido observar desde mi casa y que desde niño me preguntaba si podría alcanzar alguna vez su cumbre y que, gracias a dios, poco a poco vamos consiguiendo dichas cimas...
He de decir que siempre ha sido una montaña que me ha sobrecogido, la veas desde donde la veas es impresionante, impone respeto... y toda la vida he tenido bien claro que alcanzar su cima me liberaría mentalmente a la hora de alcanzar otras metas debido a mi incurable pero cada vez menor vértigo a las grandes alturas y fuertes pendientes... y por fin había llegado el día de intentarlo, por lo cual el Toro y yo nos acercamos a la localidad leonesa de Torrebarrio (1.260 m) para comenzar con la actividad...

Partiendo de Torrebarrio, detrás Peña Ubiña.
Los primeros kilómetros transcurren a través de una amplia pista que parte a la salida de Torrebarrio y que nos permite ver gran parte de la actividad que vamos a realizar...

Iniciando la actividad...

El tramo de pista es un buen calentamiento que nos va a venir genial en todos los sentidos, ya que a través de un fuerte desnivel permite que calentemos rodillas y tobillos de una manera rápida y que a su vez podamos disfrutar de unas vistas impresionantes, tanto para la zona de las Ubiñas, Fontanes, Castillines, el Siete...

Fontanes, Castillines, el Siete...
Como hacia el Oeste la zona de Babia, con el Montihuero, el Morronegro...

Pico Morronegro (2.153 m).
Al Norte destaca toda la sierra que culmina en el Ferreiruá (1.983 m) y se puede observar también la parte final de la carretera que lleva al Puerto de Ventana...

Pico Ferreiruá (1.983 m).
También podemos observar el Pico Colines, así como el Fontán, con su famoso y difícil canchal y el canalón que va a terminar el la Horcada del Fontán...

Pico Colines, Horcada del Fontán...
Así como hacia el Suroeste toda la zona del cordal que va desde el Pico Penouta (2.108 m) hasta el Alto de la Cañada (2.157 m).


Babia en todo su esplendor.
Justo en este punto, a mano derecha, sale la pequeña trocha que nos llevará, poco a poco, hasta el Collado Ronzón...

Peña Ubiña nos observa camino del Ronzón.
Esta es la parte más sencilla de la ruta, ya que la trocha está perfectamente definida y no existe posibilidad de equivocarse ya que el collado está casi permanentemente a la vista de nuestros ojos...

Ubiña la Pequeña (2.197 m) camino del collado.
Y por fin llegamos al Collado Ronzón (1.942 m), desde donde podemos observar al Este toda la Vega de Candioches con La Almagrera, La Mesa y La Tesa...

Vega de Candioches.

La Almagrera, La Mesa y La Tesa y una curiosa amiga...
Otros amigos también nos observaban con curiosidad mientras descansábamos un poco...

Ubiña la Pequeña.
Después de reponer un poco las fuerzas nos dirigimos por ese estrecho paso que hay entre la curiosa roca hacia el objetivo principal del día, Peña Ubiña la Grande...

Curiosa forma geológica camino de Peña Ubiña.
Por donde se puede divisar perfectamente que está bien pisada la parte inicial de la pala final de la ascensión camino de la Grande...

Multitud de trochas parten hacia Peña Ubiña...
A medida que vamos ganando altura el paisaje se acaba de abrir ante nuestros ojos...

Ubiña la Pequeña.
Peña Cerreos o Terreos (2.101 m),  esta me falta y pronto habrá que intentar subirla... debe de tener unas vistas espectaculares desde su cumbre...

Peña Cerreos.
De nuevo el cordal de La Almagrera, La Mesa y La Tesa que tan buenos recuerdos me trae...


Aunque de vez en cuando también venía bien mirar un poco para arriba y darnos cuenta de lo que todavía nos quedaba por subir y la debida atención que debíamos de prestar...

Caos de bloques calcáreos camino de la cumbre...
Indicar que desde el Collado Ronzón hasta la cumbre nos llevaría más o menos una hora, en la cual tendríamos que utilizar las manos para agarrarnos en algún que otro paso, pero no demasiado complicado, pero sí lo suficiente como para tener que poner los 5 sentidos en los mismos...
Dicho lo cual también había tiempo de vez en cuando para intentar sacar alguna bella instantánea de la que estábamos disfrutando durante la ascensión...

Montihuero, Cornón de Peñarrubia y, tapado parcialmente el Morronegro.
 Hasta que ya, por fin, llegamos a la cresta final a partir de la cual la dificultad descendió exponencialmente...


Últimos metros...
Como se puede observar en las 2 fotos anteriores fuimos pillando a varios montañeros que también accedieron a la cumbre, y es que es una de las montañas más famosas de la Cordillera Cantábrica, visible a cientos de kilómetros y que a todo amante de la naturaleza y de alcanzar alguna que otra cima le ofrece un magnetismo tal que tarde o temprano se plantea la posibilidad de poder subirla... es maravillosa...

Y por fin alcanzamos la cumbre de Peña Ubiña (2.417 m)... y hay que hacerse la foto de rigor... primero junto al Toro...


Y luego una en solitario junto al vértice geodésico...

Cumbre de Peña Ubiña (2.417 m).
Estar a tanta altura, con el día tan estupendo que tuvimos climatológicamente hablando, y pudiendo alcanzar una de las cumbres a la que más ganas he tenido durante toda mi vida uno siente una emoción difícil de describir y que en otras pocas he sentido una sensación similar, es un reto superado y que ayuda en lo personal a intentar alcanzar otras metas, otras cumbres... se quita uno un peso de encima...

Y si además es congraciado con las vistas que tuvimos la suerte de tener entonces todo es mucho mejor...

Al Oeste las comarcas de Babia y Laciana con sus grandes cumbres como el Morronegro, La Carva, el Montihuero, Torre y Peña Orniz, el Cornón de Peñarrubia...

Valles de Babia y Laciana
Hacia el Norte nos encontramos al Siete, Los Castillines, Los Fontanes, el Prau Fontán y más al fondo el Pico Colines...

Impresionantes vistas...
Peña Redonda (1.838 m), otro objetivo a intentar alcanzar...


Hacia el Este la Vega del Meicín, punto más común de partida de la ascensión a estas cumbres por la vertiente asturiana, con su famoso refugio, y  un poco más abajo Tuiza de arriba...

Qué pequeño se ve el refugio desde aquí arriba...
Y hacia el Sur podemos observar las localidades leonesas de Pinos, San Emiliano, Villargusán...

Idílicos pueblos leoneses...
Personalmente me encantó ver Tuiza de Arriba desde tan alto... La sensación de vértigo desde aquí arriba es espectacular...
Tuiza de Arriba.
Todo era un deleite para los sentidos... no podía parar de hacer instantáneas... cada una más bella que la otra... a continuación pondré una serie de ellas...




Vertiente asturiana del Macizo de Ubiñas...
También había que reponer fuerzas... porque una montaña no se acaba de ascender hasta que uno está en el coche sano y salvo, y la bajada también es de las que imponen y en la que hay que prestar toda la atención del mundo, ya que debido a lo pisado del terreno y lo píndio que está un resbalón mal dado puede tener funestas consecuencias... y un ejemplo de ello es éste homenaje que un Club de Montaña hizo a una serie de amigos que perdieron su vida en la ascensión a ésta cumbre, mi homenaje a todos ellos con esta entrada...


 Pero había que volver a Torrebarrio en algún momento, así que, una vez dejamos que el gentío fuese descendiendo poco a poco, entre otras causas para así evitar el posible desprendimiento de rocas y piedras encima de nuestras cabezas, comenzamos nuestro descenso...

El Toro comenzando a descender...
Encontrándonos durante el mismo algún monolito con formas curiosas y que en el ascenso no nos habíamos percatado del mismo...
  
Monolito
Una vez descendida la parte más píndia y difícil de Peña Ubiña ya pudimos relajarnos y poder realizar alguna instantánea más que no por repetida deja de ser bonita... Peña Ubiña la Pequeña... también tendré pronto que intentar ascenderla...


A la vista el Collado Ronzón y Peña Ubiña la Pequeña.
Qué bonita es también la vertiente asturiana... hay que ir más por la zona...

De nuevo La Almagrera, La Mesa y La Tesa.
Una vez en el Collado Ronzón los caballos y las vacas seguían pastando alegremente...

Yegua con su potro disfrutando de los pastos de Babia.
Y nosotros disfrutando de nuestro descenso hasta que volvimos a llegar a la localidad leonesa de Torrebarrio...
Torrebarrio, (1.260 m).
Espadaña de la iglesia de Torrebarrio.
Para finalizar insistir en que se trata de una actividad muy exigente, apta solo para aquellas personas acostumbradas a patear por la montaña, sin demasiado vértigo y sin miedo a las trepadas (pocas, pero peligrosas) y destrepadas... no hay que olvidar que el desnivel a salvar es de casi 1.200 metros y que éstos se hacen en poco más de 5 kilómetros y medio, y que la bajada es píndia y con varios sitios peligrosos en los que debido a lo pisado del terreno y a la gran cantidad de piedras sueltas es fácil tener un resbalón y tener por ello algún tipo de problema. Pero eso sí... todo esfuerzo merece la pena con el fin de alcanzar una de las cumbres míticas de la Cordillera Cantábrica, con unas vistas excepcionales y que hacen que todo el esfuerzo realizado merezca la pena con creces, y si encima tenéis un día tan bueno como el que nosotros disfrutamos pues mucho mejor. Un saludo y hasta la próxima actividad.
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